9 mar 2009

ex-Reyna es considerada la mujer mas bella del mundo



Dicen que es la mujer más bella del planeta. Y por partida doble. En 1994 ganó Miss Mundo y, seis años después, fue elegida la Miss Mundo más hermosa de la historia del certamen.


se llama Aishwarya Rai, tiene treinta y tres años y dos ojos verdes que parecen recién salidos de una novela de Sandokán. Iba para arquitecto, pero la moda y el cine se interpusieron en su camino y la convirtieron en una deidad del nuevo milenio. Hoy es la actriz más taquillera de Bollywood, la industria cinematográfica india, esa gigantesca fábrica de sueños que anualmente estrena cerca de mil películas y vende más de treinta billones de entradas.

Se calcula que cada día, sólo en la India, hay doce millones de personas que van a ver una película hecha en Bollywood. Para la mayoría de ellos el cine es más que una mera diversión: es un modo de escapar unas horas de sus vidas. Eso hace que, en el área de influencia de Bollywood, Aishwarya Rai no sea un personaje famoso, como Madonna o Nicole Kidman, ídolos de un Occidente irónico que los admira y al tiempo los aborrece. Ella es distinta, es una estrella absoluta, alguien perfecto, milagroso, inalcanzable, una especie de Marilyn Monroe esplendorosa, inteligente y con sari.

¿Qué ocurre cuando alguien así anuncia que se casa? ¿Y si además lo hace con el hijo del actor más legendario de Bollywood, un galán emergente llamado Abhisek Bachchan? Bueno, pues ocurre que en India, en Afganistán, en Egipto, en Pakistán, en Irán, en Bangladesh, todo el mundo se entretiene hablando de la boda. Según la prensa india, se trata del enlace más importante de la historia moderna del país. La comentarista social Amita Ghosh ha situado a los novios por encima del príncipe Carlos y Lady Di. «Ellos son nuestras verdaderas estrellas», ha dicho Ghosh. «Su boda es la única que realmente nos importa».

Desde que el pasado enero se anunció el compromiso entre "Abni", el hombre más sexy de Asia, y "Ash", bicampeona mundial de la belleza, la fecha de la boda ha sido un misterio. Se dijo que se casarían el 19 de febrero, y después que sería el 19 de marzo. Ahora, claro, se habla del 19 de abril. Al parecer, hay un equipo de astrólogos trabajando en la elección de la fecha. El lugar de la boda también es un enigma. Suena mucho el palacio de Umaid Bhavan, el edificio digno de "Las mil y una noches" donde hace unas semanas se casó Liz Hurley.
Si pensar en cualquier clase de boda da un poco de miedo estético, hacerlo en la de estos Ken y Barbie del sur de Asia causa una mezcla de terror y expectación. Se prevé que a la ceremonia asistan más de cinco mil invitados y que no se escatime ni una rupia en lujo, elefantes, músicos, sedas, helicópteros y fuegos artificiales.

A su manera, será una boda perfecta. De hecho, todo lo que rodea a Aishwarya Rai es perfecto. Ella misma lo es y, una vez más, por partida doble. Es perfecta al modo oriental: la princesa hindú, bella y virtuosa, que va a casarse con el héroe nacional del celuloide, la mujer familiar que todavía vive con sus padres, ama a su país y respeta sus tradiciones. Y es perfecta también al modo occidental: habla un inglés muy cuidado, es una mujer independiente, una próspera empresaria que dirige su carrera y una actriz ambiciosa que está comenzando a despuntar en el mercado occidental y ya ha puesto su rostro al servicio de algunas grandes marcas.

Una de las obsesiones de Rai consiste en utilizar su popularidad para que el mundo tenga una visión moderna de la India. Siempre impecable y diplomática, la actriz se las arregla para colocar respuestas con mensaje a las preguntas habitualmente estúpidas de sus entrevistadores.

Así, cuando le preguntan qué se siente al recibir cada día miles de cartas de sus admiradores, ella se las arregla para hablar contra el maltrato doméstico, la discriminación de la mujer y el extremismo religioso. «Esta no es una típica respuesta de Miss Mundo», suele advertir, abriendo mucho sus ojos de tamaño cósmico.

Su próximo objetivo es Hollywood. Como siempre, planea el asalto con cuidado, sin dejar ningún cabo suelto. Sabe que en Estados Unidos llevan tiempo esperándola. La conocen desde 2003, cuando la actriz formó parte del jurado de Cannes. Julia Roberts coincidió con ella entonces y, sin saberlo, emitió un juicio llamado a convertirse muy pronto en un tópico de alcance universal: «Es la mujer más guapa que he visto en mi vida».

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